3 de enero de 2018

VIVO Y MUERO EN CARMEN

He de hacer nueva senda cada día.
También se ahoga el río en su rutina
de pensar que es distinto siendo el mismo.
Defiende su camino toda vida
a la que espera el mar inexorable.

Nada importan las hojas del pasaje
si los árboles baten el silencio,
los pájaros no existen ni la orilla
y las sombras resguardan a la nada,
la nada que revela toda senda.

Temo pensar que vivo y muero en Carmen
incrementando el ciego vacío del arroyo.


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