Para Pablo
Porque es vida el café de todos nuestros martes,
porque no hay sol ni lluvia que puedan arruinarlo,
porque aunque sean las ocho se abren puertas y bares
y se mezcla el silencio con las palabras cálidas,
he pisado contigo este otoño amarillo en las aceras.
Me encanta este poema, me despierta mucha ternura... esos cafés son los que dejan huella y quedan grabados en el alma. Como siempre, con todo mi cariño, Olga.
ResponderEliminarEres un cielo, Olga. Si no puedes venir al café, a la cerveza del mediodía estás invitada. Un beso. Blasius.
ResponderEliminarMuchas gracias! Un beso muy grande. Olga
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