Dijiste que la vida
se fue volviendo oscura.
Con el fluir de las nubes y los años
aprendiste a ser Sócrates.
Sólo tus hombros críticos
alcanzan que no saben,
que no son acueducto de un deshielo
que el corazón desangra.
La plaza nunca duerme
e inunda de cicuta los portales.
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