Se puede crecer juntos
si
somos aire limpio en pasos fatigados
o
lluvia que fecunda fantasías,
si
despejas la niebla cuando llegan la tarde
y
los espacios miopes,
si
dejas esquiar al otro en su ventisca,
si
tu templo visita el corazón amigo
y en
cada rezo huelen las palabras
como
frutas maduras,
si
los sueños vigilas en todos sus detalles
y
con ellos mejoras
los
senderos cerrados,
los
mediocres afanes del futuro.
Porque
el amor es físico,
crecer
es movimiento,
generación
de sed imprevisible.
Se
puede crecer juntos como un puente incendiado
si
empujas el tramposo vacío y todo alcanza
nuevo
calor e intenso colorido,
aunque
no exista euforia ni verdad
pero
sí la pasión,
si
el desafío aceptas de vivir
sin
pensarte acabado
o
darte por vencido.
No
es cambiar de tamaño,
crecer
es atreverse a construir ciudades.
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