Debajo
del arado tus cenizas
almacenan
las luces que tu amaste.
La
lluvia ya no puede darte frío
ni
el agua es para ti un mar huido.
Bajo
el porche colgada, la tristeza
se
sumerge en el viento azul sureste
de
un sueño extraviado.
El
herbaje prospera por el cauce
que
se lleva hacia el mar, hacia lo oscuro
tus
silencios nocturnos y tus amaneceres.
Dejó
de trabajar la luz en los cristales
y el
bosque se quedó hundido en sombras.
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