Cayeron
despistadas
unas gotas
de lluvia.
Tomaron mi
cabeza
mezcladas
con el sol
primerizo de
julio.
Eran azules,
ensimismada
plata líquida,
cortinillas
recién corridas de la aurora.
Todavía mis
sueños
sembraban
tus riberas,
mareas de la
noche,
de una
ternura húmeda.
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