Labios
ajenos eran,
pretendí
la textura de su lengua
alfabeto
leído por otra lejanía.
No
tienen calendario tus labios en los míos.
Yo
subrayé con lápiz las palabras
de
las colinas rojas
como
ingles que se rasgan de una mujer desnuda
y anhelé
conocer el mercado sutil de la saliva.
Tu
tibia soledad vestida de amarillo
deshizo
mi mirada como piedra lanzada al arco iris.
Muy bonitos versos Blas, no existe el tiempo cuando se unen dos labios que se desean. Un beso. Olga
ResponderEliminarAsí lo pienso yo también, Olga. Gracias por tus comentarios. Un beso. Blas.
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