28 de noviembre de 2015

HE TOMADO CAFÉ CON EL OTOÑO


                       Buenos días, Amor.
Hace tanto tiempo que no te escribo
que tengo penosamente desdibujadas
las líneas de tu rostro.
Hoy lo hago de nuevo
para restaurar contigo
este dulce diálogo, sin el cual
me es imposible entender la vida.


He tomado café con el otoño.
Me ha ofrecido un puñado de hojas secas.
Las he cogido.

Un torrente de luz entre mis manos,
sobre el tejado verde aire, yunta
de agua y tierra,
sementera de ocres y amarillos,
sumiso olor a tierra estercolada,
tacto añejo de arrugas y turgencias.

He tomado café con el otoño.
Me ha hablado de cosas muy sencillas,
que no saben ni sueñan hoy los hombres
en este loco ser-pasar mecánico
 y reglado buscando
metálicas, vacías apariencias.

He tomado café con el otoño.
Estaba frío.                                                             
Me ha invitado a perder el tiempo cálido
contando a los gorriones,
la escarcha y el rocío
el vuelo de alcotán y la paloma.

A oler a hierba y campo,
a saber a castaña,
uva,
azafrán,
aceite
y alhuceña.

Consérvate bien.


No hay comentarios:

Publicar un comentario