La niebla devoró
disciplinadamente
la casa junto al río,
los árboles frutales,
el monte, su ladera y
los caminos.
Luego, vino hacia mí,
penetró los cristales,
hizo el amor conmigo.
Sólo quedó de mí
una gota de agua
húmeda y gris
como la misma niebla.
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