Has
labrado los campos de aguacates
con
tu brisa salina.
Verdes
están las lindes del barranco
y el
chirimoyo crece rodeado
de
adelfas.
Yo
quisiera escuchar
tu
voz que anida
en
los ojos serenos de las águilas,
en
las nubes que llevan
las
lluvias hacia el norte.
A lo
lejos el puente, sin embargo,
va
dejando su paso a la tristeza
con
los brazos caídos
hacia
el dolor, la muerte,
la
inquietud y el olvido.
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