Con un poco de luz es suficiente,
tal
vez el paso quedo de la luna.
Solamente
es cuestión de transparencia,
del
matiz de tus ojos.
A la
terraza llegan, sin embargo,
figuras
de cipreses que navegan
en
la brisa, recuerdos de canciones
que
congregan al mar y sus secretos.
Con
un vuelo de azadas y piquetas
cavaron
todos ellos el crepúsculo.
No
hay estrellas de plata todavía
que
cubran los olvidos,
solamente
hay rubor en la alcazaba
y el
vaivén de la arena.
A mi
terraza llegan los desnudos,
mientras
mis dedos juegan con jazmines.
Pintaré
con su olor
tus
veredas de almendra.
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