29 de abril de 2015

YO VIVO AL RITMO DE LAS HORAS

Tras larga caminata he llegado
a altas horas de la noche
a mi monte de almendros.


Yo vivo al ritmo
afable de las horas
en el tic-tac oscuro de mi sangre.

Disfruto los minutos
de mar y nieve
en el amanecer intacto de la tierra.

Yo siento los segundos
como regalo
en el diáfano vientre rasgado de la vida.
         
Extiendo el cuenco
de mi mano al hilo
del tiempo para dar,
y coger sin engaño
la onza de azafrán
el celemín de harina,
la cuartilla de trigo,
el tacto de la almendra
con el negro verdor de la aceituna.

Yo vivo sobre el péndulo del agua
y el caer de la lluvia. Indago con candil
el azul de lo humano y el origen del mundo.

Por el ser me pregunto
en las entrañas
del viento.
Abro mis ojos
de pequeño viviente
de metálicas sombras inundado
a fin de recibir tembloroso la gracia
de la luz, de la llama del camino,
del olor de las lilas, del sueño de los astros
y el aura de la luna.

Consérvate bien.


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