Cada día soporta su ciática
de
minutos perdidos en dudas y temores,
su
dolor de vereda vertebrada
en
parajes con lobos,
su
monótona cuesta de rutinas
con
la lluvia hasta el cuello
y
tercos socavones,
su
cintura cargada de alacranes nocturnos.
Tapada
la cabeza con la sábana
y
con mis cuentas hechas
igual
que un hipopótamo en el río
me
sumerjo en un sueño confortable y feliz
de primavera
próxima.
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