Los nombres de un idioma en luz disueltos:
muchedumbre
de verbos
que
la lluvia atesora,
adjetivos
del mar que goza el pez,
adverbios
minerales escondidos
en
néctares de frutas,
conjunciones
de nubes y de sol.
Todo
me lleva, Amor,
a
descifrar tu lengua
de
aceite y de humedad, semen y yerba.
La
noche sabe a tierra bien labrada
y
tus labios que rigen firmamentos
indagan
en mi carne.
Mi
muerte llegará algún día azul
o gris.
Mas, mientras tanto,
continuaré
buscando las palabras
que
de página a página
recrea
en mí tu diccionario.
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