El
callado oleaje que con la noche crece
de
mi cuerpo hacia el tuyo
da
noticias del mundo como la mar abierta.
Hay
desiertos que dudan y pasan confundidos
sobre
piel de un camello su tormenta de arena,
silencios
de alameda donde el invierno expira
igual
que un toro herido.
Jamás
se le ahogó al agua
la
palabra en su cauce,
ni
es un simple callar el peso de los astros.
Como
una habitación es el silencio
donde
poder sentarse y otro modo
de
decir donde existe
la
templanza. Palabra que permutó en árbol
y se
bebió su sombra, y dejó conversando
las
viejas en la puerta.
En
mis silencios amplios
quedé
contigo mudo para sembrar raíces.