Arrastra con paciencia el mar sus algas
que
luego deposita en las arenas
y
acomoda a la sombra de la piedra.
En
palo de teléfono
sestea
la paloma.
No
duerme en los cipreses
sólo
sueña la tarde en su verde expandido.
El
arroyo recoge mi experiencia,
por
su cauce arrastra al mar las marcas
de
tantos cruces que mi vida hicieron.
Mi
desnudez descansa en las orillas,
como
las algas
allí
donde la deja el agua peregrina.