Tocas al piano
nuevas canciones.
Desconocidas
que llegan hasta mí
como a un pueblo de mar abandonado.
Atracan en un puerto sin amarras
para llenar
su copa en la taberna
de residuos de barcos oxidados.
Recolector de lunas y de escobas,
de peces fenecidos, viento insomne
que azota la almadraba.
Escucharé tus notas como mástiles
erguidos
trataré de cambiarlas por marea
redentora de ruidos y palabras.
Déjame nuevamente llevarlas a la mar
para que remen,
recogerlas sin miedo en mi balada
de pescador y náufrago.
Al fin y al cabo a todos,
en
notas y palabras,
el agua nos
disuelve.
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