Yo no soy un problema en este mundo loco.
Pronto me iré de aquí a ningún sitio,
la locura no fue nunca lo mío,
únicamente amé cuanto es preciso.
Filosofía enseñé y escribí versos.
Seguirá dando vueltas el planeta
alrededor de un sol que me fue cálido
y brillará la luna sobre el mar
en las noches de amor junto al naranjo
cuando ladran los perros a lo oscuro.
Yo ya nunca estaré, Amor, en la terraza,
pero seguirán vivos los vuelos de aguiluchos,
se agitarán cipreses y cantos de los pájaros
de soledades hartos, viajeros de la lengua
en el furtivo apego a la palabra.
Hay campos, tal vez montes, por donde los sentidos
galopan a su antojo. He de decir
-yo no soy un problema en este mundo loco-
que en tus ojos reposan las lechuzas
y que en mi desabrigo retozan madreselvas.
El gran problema de este mundo loco
son los cuarenta y tres asesinados
de la Escuela Normal de Ayotsinapa.