30 de junio de 2014

MERCEDES

Me asomo a las riberas del pasado,
de un lejano pretérito en la sangre escondido
que todavía huele a juventud y libro
bajo el porche de cuatro columnas blanqueadas.

Allí vivías tú como parte de un mundo
que había de pasar dejándome belleza.
Mi tierra es un continuo en tiempo que no acaba
porque aún no ha perdido el reloj sus agujas.

Hoy no me puedes dar la risa de tus ojos
que acaricia la lluvia y la luz del estío.
Un uniforme nuevo, un traje desigual
cubrirán tus andanzas por el bosque.

El claroscuro es segmento de la vida,
mas tú como los pájaros y el agua en la alameda
te sientes bien contigo mientras doran tu mar
las vidas que creaste y el color de tu umbría.


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