10 de mayo de 2014

LOS OJOS SIEMPRE FUERON UN REFUGIO

Los ojos siempre fueron un refugio,
como un aparcamiento
de tristes desencantos.

Envidian el asfalto que soporta
la ingratitud del tráfico
sin asumir sus dudas.

Los despojos se esconden bajo cejas
que guardan las facturas
en los ojos cansados.

Porque inhóspitas calles sin idioma
enturbian la pupila
llenándola de herrumbre,

testigos son los ojos, como sótanos
del desgaste, del paso

vencido de las horas.

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