21 de mayo de 2014

EL PRINCIPIO Y EL FIN

Los hombres perecen,
porque son incapaces de unir
el principio y el fin.
Alcmeón


Presiento, madre,
que se acerca tu fin,
un cante de frontera por desiertos
de agujas.

Tú vives más allá
de tu cuerpo ajado y dolorido.

Sinfonía formal de tres corales
primigenias: la luz,
el agua y la palabra, eres aliento
que se oculta detrás de oscuras cifras.

Créeme que he hecho lo imposible
para reunir tu fin con mi principio,
pero soy incapaz —perdóname―
de renovar tu vientre.

Restablezco contigo lo vivido,
trigales de mi infancia encendidos de auroras,
de sierra y jara,
de roces de ramas de olivo.

Solamente me queda desear
que encuentres a quien buscas,
que me esperes con él
sumergida en el Gran Silencio.

Aquel Mar hondo, hondo
donde se diluyen los números
y se acumulan sombras.


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