“Hola
abuelo, soy Laura,
te
envío..., yuju”.
La
luna quedó quieta en los pasos
de
su danza colgada de unos puntos
suspensivos.
Amor,
con
qué pequeño esfuerzo se detiene
la
tristeza, el cauce de las sombras
enciende
tus colores y los pájaros
regresan
a sus nidos cargados de añoranza.
Hay
voces que definen
la
música del cuerpo, baladas de los árboles
que
lo dejan yacer en la arena cambiante.
Es
la fragilidad tierna del yuju
de
una niña que baila.
No hay comentarios:
Publicar un comentario