3 de enero de 2014

REFLEXIONES ANTE UNA NUEVA TEMPORADA


Y hemos llegado a la tercera temporada. El devenir me ha ido dando las respuestas a las preguntas que se me habían planteado. El blog que se iniciaba con dudas allá por el seis de febrero de 2012 ha hecho un camino saludable.

Su primera temporada (06/02/2012 a 31/12/2012. 150 poemas) recibió más de seis mil cien visitas de muy diferentes partes del planeta. Desde este simple dato tal vez pueda decir que fue bien acogido por aquellos que se acercan con amor a la poesía o, al menos, se dejaron abrazar un instante por el pequeño y humilde mundo marginal de mis versos.

La segunda temporada (01/01/2013 a 31/12/2013. 111 poemas) ha crecido más de lo que yo esperaba. No sé si puedo hablar así. Al día 31 de diciembre de 2013 no sólo se ha superado el número de visitas de la temporada anterior sino que casi se ha triplicado: 16.650. No puedo estar sino muy agradecido y sueño con haber dado algún rato de lectura agradable y feliz a aquellas personas que quisieron encontrarse conmigo en este mi mundo íntimo, mi “poesía para vivir”. Al principio ofrezco un mapa con las visitas por países que completo al final con un cuadro de cifras.

Dentro del blog hay un apartado para posibles comentarios de los lectores. Ha sido escasamente usado. No es que yo no lo desee. Todo lo contrario. La intercomunicación es en sí misma, para mí, todo un paisaje poético. Un paisaje tanto más hermoso cuanto es absolutamente libre. Y así lo acepto y reivindico.

Hoy inicio la tercera temporada con un poema: “Somos una lectura del tiempo y la pasión” de un nuevo libro que editaré en breve. Va dedicado a todos aquellos que quisieron acompañarme hasta hoy y se interesaron en mis versos. Gracias. 

Se hace oscura la luz 
            cuando a nosotros mismos nos miramos. 
También cuando nos miran. 

Los espejos deforman la figura, 
las pupilas reforman las imágenes. 
Somos una lectura del tiempo y la pasión. 

Una lectura extraña, impenetrable 
desde un equilibrado e imposible observar 
las fronteras del bosque. 

He aprendido a mirar 
con ternura mi piel, su curso en otra piel 
y las sombras que traza la luz en la espesura 
que la noche sembró y las estrellas. 

Manos de hiedra cálida
sobre muros de insólitos edenes presentidos.

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