Sobre
el papel
calladamente
reclinada
escribes,
sobrio el gesto
la
mano inquieta
la
mirada abstraída.
Delgada
silueta de mujer.
Yo
pienso en otros mundos.
Como
a ti no me llevan
mis
pensamientos
a
pasadas historias y paisajes
de
papel, bodegones
de
barro y de cristal.
Me
cerco de un presente
de
poemas en piedra,
de
un futuro de sueños con ventanas
abiertas
al
pequeño jardín
que
ciñe el mirador.
El
corazón se enciende
agradecido
y tiembla.
Te
veo, y te observo,
mi
ojos te dibujan
y te
bañan desnuda.
Las
manos acarician.
Y
nada hay que pueda arrebatarme,
ni
fin del mundo
ni
la fragilidad
del
momento
este
aquí y este ahora
únicamente mío.
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