21 de diciembre de 2013

BUSCAMOS SIN CESAR UN PUNTO DE PARTIDA

Buscamos sin cesar un punto de partida.
Probablemente sea como una investidura
para empezar un ciclo
con los ojos manchados de fantasmas
hurgándote en la nuca.

Hay lunas en nocturnos incurables,
un oleaje
del paladar rojizo de la sangre.

Yo no quiero otro cuerpo,
pero sí pido el ciclo de los árboles.
Deseo la desnudez del apagado,
que reabre el espacio para nuevas tareas,
la fiebre que recicla el último vestigio.

No quiero desatar los nudos mal trabados,
hay demasiada cal al paso de las nubes.
Cuando todos retoman la piel de los caminos
yo no quiero perder
las llaves del crepúsculo.

Son las llaves del tiempo
que se abren en enero
cuando muere diciembre.
Un punto de partida

como vieja promesa de nuevas cicatrices y paisajes.

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