La realidad, como un paisaje,
tiene infinitas perspectivas,
todas ellas verídicas y auténticas.
J. Ortega y Gasset
Me acerqué a ti
huyendo de los fríos
mercados
de realidades
únicas
donde nada se sabe
de calles navegables
que te aguarden
detrás de la retina.
Me acerqué a ti
sin temor a perder
los diez minutos
de rigor, encerrado
entre naturalezas
muertas y en el
conflicto
de mis propios
sentidos.
Me acerqué a ti
mientras reescribía
mi novela.
Diseñaba tu nombre
con acuarelas
de infinitos
colores
hechos en el taller
del aire,
cuando la vieja
grúa
la intimidad libera
del crepúsculo.
Me acerqué a ti
para tomar café y
una tostada,
un rociado de
sueños, perspectivas
que nadan en el mar
de nuestros lunes.
Me acerqué a ti
y tú me acariciaste
con mano de albahaca.
Estábamos sentados
en la mesa
del bar.
Me acerqué a ti
evocando las hojas
del calendario,
los paisajes de
olivos y los verbos sin amo.
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