No
supe qué explicarte
ni
supe qué pensar.
A
veces la emoción no se traduce
en
palabra o discurso articulado.
Yo
te amo, aunque me calle
y
dimita de hacer aquello que deseo.
No
agites demasiado
esta
encina gastada por los años
y el
viento sin testigo en la dehesa.
El
tiempo ya me cruje entre los dedos.
Las
manos son lugar de desabrigo
cuando
el cuerpo o la voz se quedan sin recursos
igual
que un hospital desmantelado.
Por
las habitaciones
a
veces los silencios almacenan
historias
como fardos
de
películas vividas y necios reportajes,
el
grave desconcierto de los años,
el
quebranto de chispa en las pupilas,
la
omisión del aplauso y la alegría
en
los pies afectados de parálisis.
No
callo lo que pienso,
simplemente
no sé lo que decir.
Alguna
vez vivieron en mí todos los sueños.
Verdaderamente inquietante tu poema.
ResponderEliminarUn abrazo, Blasius.
Lazarus
Es un placer, Lazarus, encontrarme con un nuevo comentario tuyo. ¿Inquietante? No sé si será pasarme, Me voy a permitir, para ti, la cita de un clásico: "Amor, inquietum est cor meum donec requiescat in te": Amor,inquieto está mi corazón / hasta que en ti descanse". La inquietud está siempre presente en el corazón que ama. Gracias y un abrazo. Blasius.
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