19 de julio de 2013

MI CUERPO DESTEMPLADO




Entre el azul del mar
y el verde dilatado de la vega
pausadamente crece
la oquedad de la tarde.

Nadie escucha el silencio
porque éste está en el aire
como un escalofrío de la yuca
donde anida el gorrión y la paloma.

Es verdad que sentado en la terraza
siento que amarillean las granadas,
que me envuelve en congoja
el otoño que viene.

Mi cuerpo destemplado
huele a desbrozo y tierra removida.


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