11 de julio de 2013

¿DÓNDE TE HALLAS, AMOR?


Te escribo, Amor, porque un mundo sin ti
avanza inexorable
y necesito sentirte
para no perderme en él.


Se deslizan las nubes
sobre el monte pelado,
se refugia la vega en su verde soñar
de siglos,
se reviste la mar de un rosa azul
de marfil salpicado de luceros.

Por calles del futuro
avanza lento, impávido
un río de dolor hacia la muerte,
sin tregua
un mundo de metal.

Yo te pregunto, Amor,
¿dónde te hallas?

¿Acaso recostado en la canción
de julio
sobre la voz del aire
en las pequeñas, frágiles
hojuelas del granado?

Ansío tu oleaje de eucaliptos
mezclado con las aguas de mi tiempo.

Te pregunto: ¿estás cuando las luces
se encienden
como velas pequeñas
y se extiende la noche por el valle?

¿Acaso bajo el curvo y afilado perfil
de luna nueva
o en la intermitente luz del faro?

¡Ay, Amor! Siento
la gracia de tu brisa
en mi piel llena de nostalgia
y humana soledad.

Consérvate bien.

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