Con gran dificultad puedo intuir
las
mareas del mar
en
la geografía que me muestras.
Jamás
me has enseñado
las
playas de tu cuerpo
que
guardan la memoria de los cauces,
ni
adónde marchará tu primavera,
que
siempre deseó
asir
las fantasías de la arena
y el
umbral fugitivo de la noche,
ni
cómo caerá la lluvia y hará barro
cuando
atrape las pisadas del otoño.
Tal
vez sean mentira
los
flujos y reflujos de la mar.
Me
importa solamente gozar de los ensueños
que
sacuden tu mundo y recogen mis manos
como
piedras de playa fundida en arco iris.
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