Hay palabras
que acechan unos labios
de
acogida, que piden sociedad,
un
sol sobre su espalda.
¿A
dónde van las voces por las ramas
donde
yacen lechuzas
entre
sombras y huecos?
Despojadas
de aliento y de espesura
el
viento las enreda, a nadie tienen.
Se
pierden en la niebla.
Sordas
como un bostezo,
de
volver a algún sitio
solamente
se encuentran a sí mimas.
Me
quedé estupefacto
buscando
descifrar en un momento
las
señas de unos grajos.
Monólogos
de
los que van y vienen.
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