29 de marzo de 2013

DEL NACER AL MORIR EL PASO ES LENTO


No sé si tiene oscuro fundamento
este amargo sentir, este dolor
oculto de la vida. ¿Desamor?
Del nacer al morir el paso es lento.

Los mitos e ideales como cuento
del ayer se olvidan; queda el sabor
del interés. ¿La imagen? No hay calor.
Pasar de página y soplar del viento.

La rutina, el diario andar perdido.
¿Verdad o mentira? ¿Desgracia? ¿Suerte?
La hierba seca, el árbol retorcido.

Se afea la carne y queda un hedor fuerte.
Todo se funde en magma pervertido.
Cáncer de soledad. Ronda la muerte.

26 de marzo de 2013

"CALLEJÓN DE LAS VIUDAS"


Mujer desprotegida
tras las rejas de hierro
donde el incendio hiela y el frío carboniza,
muere de nuevo.

Veinticuatro de Abril,
Callejón de las viudas”
que perdió para siempre el calor de los hombres,
muere de nuevo.

La luna que pasea
ya no ilumina el mar.
Los ojos apagados de los niños hambrientos
mueren de nuevo.

Este mundo no es válido
para vivir sin frío.
Los humanos despiertan buscando su asesino.
¡Cristo! muere de nuevo.

22 de marzo de 2013

EN HOJAS DEL LLUVIOSO MARZO ENVUELTO


Esperaba un relámpago
en hojas del lluvioso marzo envuelto.

Sólo encontré un puñado de hojas muertas
perdidas en su sombra.

18 de marzo de 2013

LOS SILENCIOS DEL BOSQUE


Expoliaron los nidos de las águilas.
No es fácil comprender los silencios del bosque
cuando se desmenuzan las estrellas
en el cielo y los búhos
se abaten en sus párpados.

Me cobija el silencio, pero no el desamparo.
La vida no camina por parajes cegados,
abre siempre los ojos, aunque mire al abismo
y sus crías ubique
en las peladas grietas del cansancio.

Avanzar en la nada no es cortar
la fuerza en la pupila, es danzar entre riscos
aunque la luz se pierda por zarzales y arbustos
y se esfume la música, el silencio
que en algunos momentos disfrutamos.

15 de marzo de 2013

PASEO DESNUDO POR LOS ACANTILADOS


Mansamente en mis manos cae la lluvia.

Me pregunto si todo está perdido
igual que este pendiente
que acabo de encontrar entre las hojas
del longevo algarrobo.

Sé que el barro no mancha
la acera de tus ojos
por donde tantas veces paseamos
las luces del invierno.

Lluvia y barro no escriben epitafios,
simplemente fecundan la historia de los nombres.

Bajo los pasos lentos del amor
deshice mis maletas y paseo desnudo
por los acantilados.