31 de enero de 2013

YO AMO EL AZUL, DESEO EL ROJO ARDIENTE


No sé yo por qué
aún me escandalizo
si sombra de la nada es cada día,
si la otra cara de la vida es fría,
si dios naturaleza así nos hizo.

Si el verde en gris invierno se deshizo,
la luz en barro, el sueño en fantasía,
¿no cabe declararse en rebeldía?
Si no danza la lluvia, no hay hechizo.

Pero yo quiero un vuelo de serpiente,
un baile del azar en el ocaso.
Odio el duelo del topo y las babosas.

Yo amo el azul, deseo el rojo ardiente,
no quiero ser camello paso a paso.
Anhelo el ciclo eterno de las cosas.

28 de enero de 2013

SALIMOS EN LA NOCHE


Salimos en la noche
a buscar unos trozos de madera
que avivaran el fuego.

Los troncos cortados de olivo
esperaban conformes
para esparcir su aliento cálido
por el salón
de la casa alquilada de Arcos.

Las paredes se habían
embellecido
adornándose con pinturas
de colores alhambra
y bodegones de ternura.

Como el verde que llena
los campos
y el agua que fecunda los surcos de la tierra,
se van llenando
de palabras las casas, de miradas y pasos,
pensamientos e imágenes, caricias,
de partes de nosotros mismos
y de otros que la luz no enseña.

La lluvia había vestido al pueblo blanco
de colores oscuros.
Sus calles empinadas sabían vuestros nombres,
su azahar habitaba en vuestros ojos,
sembrados
de números y fórmulas.

Bajo una manta
andaba yo atónito y despierto.

Por ese mundo,
que, como los dioses antiguos,
creasteis de la nada
cruzabais el umbral de las horas
fabricando sin tregua la trama de los días.

26 de enero de 2013

SOLEDAD


Te preguntaba, Amor:
¿Qué es creación?
¿Hay algo más acá o más allá
de la misma soledad?

El tiempo
¡ay, Amor!
es soledad.
El pensamiento
¡ay, Amor!
es soledad.
La alegría
¡ay, Amor!
es soledad.
La vida
¡ay, Amor!
es soledad.
La muerte
¡ay, Amor!
es soledad.
Los otros
¡ay, Amor!
son soledad.
La creación
¡ay, Amor!
también es soledad.

Consérvate bueno.

22 de enero de 2013

NO MUEREN DE DOLOR LAS ACEITUNAS NEGRAS


El olivo rebrota con el tiempo
si en sus raíces cálidas anidan
serpientes escondidas entre piedras.

No mueren de dolor las aceitunas negras,
esperan solamente la llegada
del alba y sus ocasos.

El arroyo recorre los barrancos
donde el jabalí bebe
y moldea sus huellas sobre el barro.

Las arrugas en mi rostro, recuerdo
de las horas, conocen de ti, Amor,
que eres suma de todas las luces de los álamos.

En mí se multiplica y cristaliza
la mar que colma
donde muestras lo azul de todo lo que vive.

21 de enero de 2013

EL SUEÑO DE TERNURA QUE SUEÑA LA MAÑANA


Hoy me has enseñado algo nuevo, Amor.
Te pregunté ansioso por el Tiempo.
Me escribiste: no pasa el Tiempo,
no pasamos nosotros ni las cosas.
En ciclo eterno, siempre igual
y siempre renovado, vamos siendo.
Perdemos nuestra propia dimensión
en vientos de metal
y nos medimos en la nada,
llevados por el eco
de ajenos ruidos
e intrusos pensamientos.

Me afirmaste: no pasa el Tiempo. Yo soy
Tiempo. Mi piel desnudo en el otoño,
y maduro el membrillo y la castaña,
la uva...; y siembro,
porque la tierra aguarda.
Yo me visto de blanco en el invierno
y paso frío,
enciendo el fuego del hogar
y atesoro la vida oculta en la semilla.
Yo soy la virgen
transparencia: la gota de rocío que alumbra
primavera, blancura en el almendro.
Yo soy agua que corre,
Veleta y Mar.
La llamada del sol al brote de la vida en cada acacia.
Yo soy Estío. Luz que delinea
en los cuerpos las sombras y el ciprés
dora. Soy buganvilla, nube blanca,
y la amapola. Luego, seré rosas
de China, seré lluvia, jadeo,
y escarcha...

No pasa el Tiempo, me dijiste.
Conmigo tú serás, siempre serás
alborada, crepúsculo y el sueño
de ternura que sueña la mañana.