Para Esther
Respira el aguacero en la azotea
después
de tantos meses
de
sequedad y fatiga.
Desgarra
el aire helado los cristales
de
un diciembre que huele
a
cal y escalofrío.
No
sé donde se gestan los oasis,
si
alguna vez la nieve será mía,
si
tu hijo vendrá de madrugada.
Nacerán
de tu vientre: sus primeros latidos,
la
risa azul del llanto,
la danza sosegada del sol sobre su cuerpo.
Te
vistes con la mar de otoño-invierno.
No hay comentarios:
Publicar un comentario