12 de diciembre de 2012

MELISO DE SAMOS


Instalaste en mi vida un grano de tristeza:
cuando en grito mudamos la palabra
y extranjero me vi en nuestros propios nombres,
cuando quedó sin luz tu habitación
e hiciste un alquiler de cuanto fuimos,
cuando movió su cuello el mes que corre
y no pudo encontrar el día siguiente,
cuando busqué tu ser en mis pupilas
y sólo pude ver una lágrima hundida,
cuando encontré colgado en el armario
el sol de la terraza,
cuando cambió la piel de tu memoria
y en mi pensión dejaste
pudrirse los fantasmas.

Un punto de tristeza es solamente
una página en blanco,
pero yo no lo supe hasta que comprendí
con Meliso de Samos que no hay nada vacío. 

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