Me
hace feliz poner leña en el fuego,
preparar
la candela para que esté encendida
cuando
tú te levantas
y el
frío se derrama en tu costado
y en
las palmas pequeñas de tus manos.
Confieso
que tengo alguna habilidad
a
fin de preparar tu desayuno
antes
de que siquiera puedas abrir los ojos
y
las ardillas midan
su
peso por los hilos oscuros del teléfono.
No
dejo de ubicar la mesa en la terraza
ni
dejo de admirar la luz
del
mar y de la vega.
Nunca
quebré el sosiego de las horas
y el
canto de los pájaros.
La
bandeja que llevo no te guarda
secretos,
te procura solamente
la
paz de navidad
envuelta
en sus perfumes con aliento
de
tazas de café.
No hay comentarios:
Publicar un comentario