De amarillos se inundan las arrugas
y los labios se juntan
para contar las nubes y llenar sus depósitos.
Porque la vida va
gastando su energía
como aquel viejo coche que quedó
guardando la cuneta.
Las puestas del otoño
llegaron
y llenaron de vértigo
el incierto panel del horizonte.
Noviembre una vez más
me
trajo fiel la música que duele.
No hay comentarios:
Publicar un comentario