30 de noviembre de 2012

DESCANSO EN EL ESCALOFRÍO


Me deshabita el fuego
y percibo los fríos de tu piel
como un invierno anticipado.

Reconozco el derecho de cualquiera
a los inviernos sin atardeceres,
a las nubes reunidas
sobre la negra piel de los escarabajos.

No dejo de pensar y de sentirte
volando en mi interior
junto a las alas negras de los mirlos.

En este tiempo de desahucios,
de crisis y zapatos en busca de trabajo
sólo queda el descanso en el escalofrío.

27 de noviembre de 2012

CAE LA NOCHE


Cae la noche.
Como la hoja caduca del otoño
se amontona marchita
a los pies mutilados de los hombres.

Caen las hojas de otoño como noches perdidas,
amontonadas
en ciegos corredores sin retorno
de la vida sin juego
ni gozo.

Es la realidad seria
que prefirió escuchar las voces de la muerte.

Al tiempo y la razón
instrumental denuncio por acoso.

24 de noviembre de 2012

UN POCO DE SILENCIO NO ES DELITO


En la conversación después de haber cenado
todo quedó inconcluso.

Este otoño me trae de cabeza.
A veces el silencio vale más
que ideas de trinchera.

Son tema y desencuentro mis muchas distracciones.

El mundo cambia rápido y me aíslo
mientras medito un verso, una jugada
siguiendo el parabrisas. No te estoy dando excusas.
Mi tiempo pasa lento.

De personas que dicen más que escuchan
están las plazas llenas. La cuestión es sumar,
si no es ningún problema, un poco más de sueños.

El hablar algo menos tal vez no sea delito.

20 de noviembre de 2012

ANAXÍMENES


El movimiento existe desde siempre,
así dice Anaxímenes
que el aire es dios.

Le puso al aire un nombre
y la palabra desde entonces fue
vehículo divino, inaprehensible
que por rarefacción
y por condensación
produce el universo.

Las demás cosas son
lo que no tiene nombre: oscuridad y caos.

18 de noviembre de 2012

EN LA LUZ DE TUS CUENTOS


Te encontré en la terraza
en el momento justo
abrazada de almendros.
El monte era una nube
ni más ni menos.

Pasaban las ardillas
por los hilos oscuros
que la esperanza mecen.
La casa era de fábula
ni más ni menos.

Te invité a la ladera
donde se hace el amor
y los higos maduran.
La tierra era un desnudo
ni más ni menos.

Me dejé seducir
por los barcos hundidos
en la sal de tu lengua.
La Mar era un naufragio
ni más ni menos.

Te quedaste dormida. Yo danzaba
en la lluvia de flores
y en la luz de tus cuentos.

Ni más ni menos.