Abrimos las cancelas
para
dejar volar todos los sueños,
no precisan
los pájaros los hilos de la ardilla.
Los
naranjos del monte se acuestan en la luz
que
trabaja la tarde en sus talleres,
yo juego con las rosas y las piedras.
que
quieren ser tortuga, Pegaso o un poema.
El
te es hierbabuena en los almendros
que
dormitan. Esperan primaveras
apoyando
sus ramas en el muro.
Los
obreros recogen en la espuerta
zureo
de palomas y de hierros.
La
noche recupera su semitransparencia
de
leños encendidos.
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