21 de septiembre de 2012

EL OLOR DE TU PIEL NEGOCIA MI DESTINO


Hemos hablado acerca de las llaves
que abren el bosque y guardan las tormentas.

Ha lloviznado barro en los cristales
y los niños mancharon sus camisas
heridas en la hierba.

El olor de tu piel negocia mi destino,
yo no sé ya vivir sin ese vapor líquido,
la gravedad sutil de tu temperatura.

No dormiré la voz que sube de la sangre
la avivaré con versos en vasos de alabastro,
la dejaré crecer en cada poro
de este otoño que llega.

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