En el verde gemido de estos valles
te tocaron mis manos,
la voz estremecida de tu aliento
acarició mi boca
y mi cuerpo sintió la brisa de la tarde
obrera de tu luz en mi mirada húmeda.
Recogerán mis párpados
los cauces que trazaron las aguas en los árboles
y quemaré mis pies
buscando tu caricia en la espesura.
La luna me hallará fundido con la noche
perdido entre tus brazos.
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