7 de mayo de 2012

MI VIDA SE DEJÓ SU PULSO EN EL TELÉFONO


Después de una palabra
enviada a tu silencio
aguardando se queda mi universo,
suspendido del eco
de un vientre de anaconda.

Las horas han cruzado
el puente de aguacates
donde la tarde duerme voceando
tu nombre por el cauce
que río abajo arrastra zarzamoras.

Mi vida se dejó
su pulso en el teléfono,
ambiciona las sombras que se apartan
para dejar entrar
los hilos de la luz.

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