Hablas
contigo misma
delante
del espejo
y te
cuentas los gajes de tu ser.
A
estas alturas sientes
que
nada fue como pensaste.
Te
sorprendió la vida.
Tuviste
amor y música,
momentos
de congojas
y de
asuntos pendientes.
Se
agotaron los tiempos,
los
horarios y ruidos.
Llegaron
los silencios de la carne.
Alguna
vez fuiste feliz,
otras
dejaron en tu boca
sinsabores
amargos.
La
vida nos sorprende
con
sus muchos silencios,
con
enredos que hieren.
Cuéntale
a los espejos
que
anduve las laderas de tu cuerpo
evitándote
siempre las palabras más tristes.
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