27 de abril de 2012

¿QUÉ VOZ HE DE ESCUCHAR?


La luz de abril se acuesta en la pupila
como una hoja tierna sobre el musgo,
sus lágrimas son lluvia que produce
la hierba de los campos,
la palabra que lleva en su textura
el temblor de unos labios.
Señor de la pupila,
Señor del musgo y de los labios,
preciso despertarme
en la piel donde juegan las serpientes,
donde el aire navega por las nubes
sin temor a perderse,
donde los ríos
atañen a la luna
antes de ser
la mañana del mar y de los mirlos.

¿Quién agita los pies
que anhelan las veredas de los bosques?
¿Qué voz he de escuchar para danzar con ellos?

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