Inmovilicé el tiempo y sus urgencias,
las malas hierbas crecen en la prisa.
Me quedé quieto, inerte contemplando
el
constante nacer del universo,
el
instante de pura brasa viva
que llega
a la mirada y a la piel
y
las quema sin otra dimensión
que
la del fuego.
Yo
quiero ser adentro de tu hoguera,
abrasarme
en los ríos
donde
beben los bosques,
refugiarme
en la casa que tus párpados guardan,
perderme
en la quietud de tus latidos.
Si me
transporta el viento, Amor,
que
sea hacia tu entraña intemporal
donde
el mar reverbera y el color es delirio.
No hay comentarios:
Publicar un comentario