A Pablo y Belén
Tus pupilas color
de miel
descifraban las notas
que sembraban el aire
de pájaros inciertos.
Llegaron ellos,
desnuda primavera
en su piel de azahar.
Olor de campo
a cereal y almendros florecidos.
Tenía ella en sus pies
agua del mar
de su última foto
y el sabor de la sal y de la arena
ceñía sus tobillos.
Contaba él cuarenta mil
kilómetros
recorridos en diesel,
los veinticuatro metros del salón
de su primera casa.
Yo me senté a esperar
sin prisa y sin horario
en mi sillón de abril
la lluvia que dibuja
el distinto paisaje que cotizan los años.
Hablan los olores, los sabores, y el tacto en las metáforas. Muy sensual la descripción. ¡Enhorabuena!. Te sigo casi a diario.
ResponderEliminarMuchas gracias. Tu comentario me anima lo más grande a seguir adelante. Y el que me sigas "casi a diario" de veras que me hace muy feliz. Espero no defraudarte y que mi poesía te diga algo positivo. Sale del corazón y pretende ser "poesía para vivir". Un abrazo. Blas.
Eliminar